Hoy vamos a hablar de la forma en la cual el Espíritu Santo se comunica con nosotros, es un tema de vital importancia debido a que no existe mejor guía en nuestras vidas que la divina.

Es importante mencionar que en muchas ocasiones y producto de malas jugadas del subconsciente o la inserción de las emociones podemos confundir la genuina guia del espiritu santo con la mera imaginación.

Como ya hemos dicho muchas veces antes, el Espíritu Santo forma parte de tu mente y, al igual que el ego, habla constantemente contigo.

Hay personas que le llaman intuición. Es tu mente recta, te dice lo que debes saber, lo que debes hacer o decir, es quien puede guiarte hacia la paz. Es raro que le hagamos caso, generalmente es al ego a quien decidimos escuchar, el ego te dice lo que quieres y obviamente es más llamativo para todos. Pero el ego no sabe de la paz, pues siempre apuesta por cosas que nos encaminan a la separación y por consiguiente al miedo.

El Espíritu no puede ofrecerte nada del mundo, ya que no puede ofrecerte nada que sea perecedero y fácil de perder. Sólo puede ofrecerte el recuerdo de quien eres y hacerte consciente de tu compleción. ¿Qué más necesitas para ser feliz que saberte el amado Hijo de Dios?

Es muy fácil escuchar a la Voz que habla por Dios. Solo debes quedarte en silencio, y callar a la voz del ego en tu mente, que exige que el mundo cambie. Respirar profundo, no pensar en nada. Ahí estará, paciente, tranquilo, aguardando tu regreso. Puedes pedir su guía o poner lo que te esté pasando en sus manos. Él, con su sabiduría, sabrá de que manera usar eso para tu aprendizaje y llevarte por el camino hacia la paz. No pidas, no exijas, no es un genio que cumple deseos.

No necesitas dones especiales ni métodos mágicos para comunicarte con Él. Solo Fé. Él está para todo aquel que decida buscarlo ahí donde se encuentra, en su mente.

¿Has hablado con Él? ¿Qué te ha dicho? ¿Qué te dice ahora? Un minuto de tu día es suficiente para aceptar su guía. Practícalo. Vívelo. 

Pon tu espalda recta.

Concéntrate en tu exhalación.

Y si vienen pensamientos, mentalmente di la palabra “Pensamiento” y déjalo ir.

Quédate así un minuto.

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